15 de junio de 2012

La palabra de Dios como escudo


Salmo 18:30 “Dios, perfecto su camino: es acendrada la palabra de Jehová: escudo es a todos los que en el esperan”.

El Espíritu Santo le ha permitido a su amada el poder escudriñar las escrituras en este tiempo en un tema hermoso para todo su pueblo. En el libro del Apocalipsis se habla mucho de “Lo que el espíritu dice a las iglesias”. Y haciendo un análisis de esta bendita escritura nos damos cuenta de que en cada carta el Espíritu habla con un fin: el de exhortar para una edificación santa.

Y es que nuestro texto base nos indica que la palabra de nuestro Dios es palabra que purifica, que limpia: Acendrar significa dejar una cosa, sin mancha y sin defecto. Por tanto nuevamente nos damos cuenta de que el Espíritu quiere hablar a su iglesia con el fin de invitarnos a vivir en Santidad.

Cuando participamos de la sangre y el cuerpo el Señor, muchos de nosotros podemos declarar que hemos renovado nuestras fuerzas, que después de un año en el cual tuvimos luchas, tribulaciones, angustias y demás aflicciones, nuestro cuerpo alma y espíritu se han desgastado de pelear esas batallas y de las cuales, pudimos declarar victoria en el nombre Santo de nuestro señor Jesucristo. Que el haber permanecido fieles un año, tuvimos la necesidad de tomar fuerzas y seguir caminando piamente en el camino de la santidad.

Mas también es importante reconocer que tal ves algunos de nuestros hermanos no pudieron hacerlo. O quizás también podemos considerar aquellas palabras santas que el Espíritu Santo hablo por medio del siervo de Dios nuestro hermano Pablito Olguín con un mensaje a la iglesia cuyo nombre era, "Acontecimientos después de la Santa Cena".

En ese tema recuerdo que el Espíritu Santo nos decía, que después de la santa cena, las ovejas del Señor se escandalizarían y se dispersarían. Podríamos preguntarnos ¿Escandalizarnos?, Si hermanos, escandalizarse porque el enemigo trabaja dia y noche para poder separarnos de nuestro Buen Pastor, y por cualquier error, o falla que tenemos los hermanos empezamos a escandalizar y a decir “Mira al hermano, haciendo esto o aquello y acaba de tomar la cena del Señor”. Mas las escrituras dice: porque necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por el cual viene el escándalo!. Así que , hermano, lejos estemos de ser participes de tales cosas. Y por ello tenemos la palabra de Dios.

El mismo espíritu nos decía en aquel mensaje que también habría quien durmiera y ni siquiera una hora podría velar con el Señor. En algunas ocasiones hay quienes regresamos de Santa Cena, y aprovechamos las festividades de este mundo para “descansar o distraernos de nuestras actividades diarias” o tal ves el de seguir siendo hermanos domingueros. Mas el señor nos invita y nos dice: Velad conmigo, es decir, aprovechemos los descansos físicos para trabajar en el Señor, y no que seamos dispersos por causa del enemigo, sino al contrario, cumplir la voluntad del Señor en todo momento, que el descanso el nos lo dará.

En fin hermanos, podríamos retomar nuevamente ese mensaje Santo y seguir hablando de una serie de acontecimientos que sucederían después de participar de la Santa Cena, mas sin embargo, no es ese el mensaje que Dios tiene para nosotros. Dios nos hace un llamado y nos dice: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias, pues este mensaje es escudo para los que en el Señor esperan. 

Jesucristo el Señor nos invita a que una vez que hemos participado de la sangre y del cuerpo del cordero, volvamos a nuestro primer amor, como la iglesia en Efeso. El Señor nos invita a que ahora que hemos retomado fuerzas soportemos las tribulaciones y las pruebas que han de venir para que El nos de la corona de la vida, como se la daría a la iglesia en Smirna. A que rechacemos todo tipo de doctrina que no sea del señor como le hablo a la iglesia en Pergamo. A que nuestras obras sean perfectas delante de los ojos de Dios como se le hablo a la Iglesia en Sardis. A que seamos fuego consumidor en Cristo Jesus, y no seamos tibios como al iglesia en Laodicea.

Amada del señor, por ello el Espíritu nos habla y nos invita a vivir en santidad. Pero para ello debemos confiar en que la palabra de Dios es nuestro escudo y la que nos permitirá ser limpios de toda mancha, de todo pecado, de toda falta. Todas estas cosas, pueden suceder, pues a la iglesia en Smirna el Espíritu le dice: He aquí el diablo ha de enviar algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados y tendréis tribulación de diez días. Tal vez como al apostol Pedro te acusaran de ser discípulo de Cristo y se burlaran y tal ves quieran escupirte la cara por tu vida de santidad, pero para ello tienes una palabra Fiel, y esa es la palabra de Dios, que a todos los que hemos creído en el, sabemos que es Escudo a los dardos de fuego del maligno.

El salmo del cual tomamos el tema, es un salmo en el cual el siervo de Dios David eleva al señor, porque lo libró de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. Dice el salmo :

“Cercaronme dolores de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron. Dolores del sepulcro me rodearon, previnieronme lazos de muerte. En mi angustia invoque a Jehová y clame a mi Dios, y El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llego delante de el. Librome de mi poderoso enemigo y de los que me aborrecían, aunque eran ellos mas fuertes que yo. Asaltaronme en el dia de mi quebranto. Más Jehová fue mi apoyo. Y sacome a anchura: Librome, porque se agrado de mi.”   

Que es lo que en tu vida puedas traer hermano,tribulación, angustia, preocupación, confusión, enfermedad, necesidad, etc etc etc lo que sea, clamale al Señor y el te responderá, el te ha confirmado como pueblo suyo, el ha renovado un pacto de santidad contigo hermano. Y el esta dispuesto a pelear la batalla por ti. Talves hemos buscado el consejo del hombre o la ayuda del hombre, y muchos te han dicho ”no puedo”. Mas el Espiritu te dice:

Jehová mi Dios alumbrara mis tinieblas. Porque contigo desharé ejércitos; y con mi Dios asaltare muros. Porque ¿Qué Dios hay fuera de Jehová? ¿Y que fuerte fuera de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de fuerza, e hizo perfecto mi camino. Quien enseña mis manos para la batalla. Disteme asimismo el escudo de tu salud: y tu diestra me sustento, y tu benignidad me ha acrecentado. Viva Jehova sea bendita mi roca; y ensalzado sea el Dios de mi salud. Por tanto yo te confesare entre las gentes oh Jehova, y cantare a tu nombre.
Hermano, Dios esta contigo, y mas ahora que has participado de su cuerpo y de su sangre. Mas también el señor esta a las puertas y aun cada día nos pida un compromiso de vivir en santidad pues el quiere llevarnos a aquéllas moradas celestiales que ha preparado, mas en nosotros esta oír lo que el Espíritu habla a su Iglesia. Hoy quiero decirte que es hora de que levantes tu mirada al Cielo, de que clames a Dios con todo tu corazón como lo hizo el rey David porque así como el clamo al señor en medio de su angustia y los libro de toda clase de aflicción también lo hará contigo. Al igual que a su siervo el también te ama y te ama tanto que ha dado su vida por ti,y si esto ha hecho, ¿no creees que nuevamente te ayudara?

Gracia y Paz de Dios sea contigo

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