1 de agosto de 2013


¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuando?

Jeremías 4:14: Lava de la malicia tu corazón, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo dejarás estar en medio de ti los pensamientos de iniquidad?

El lema del mes lleva por titulo “Profesemos la sabiduría de lo alto”, haciendo referencia a la epístola del apóstol Santiago. Tal epístola es un escrito en el cual se deja ver el llamado a la corrección de ciertas conductas en los cristianos de aquellos tiempos, pero que no esta alejada a la conducta de la iglesia del tiempo actual.
En tal epístola, el apóstol Santiago hace referencia a varios temas, pero todos ellos relacionados a los aspectos prácticos de la vida Cristiana. Desde hace tiempo atrás hemos venido recibiendo enseñanza de cómo el verdadero cristiano debe vivir y andar en santidad. Si recordamos el lema del mes anterior, el Espíritu Santo nos preguntaba ¿Que hacer para que Dios este con nosotros?. A esta cuestionante es importante analizar ¿Acaso Dios no esta con nosotros? ¿Que no dijo el Divino Maestro que el estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo?.
 
Podríamos considerar la parábola del hijo prodigo para resolver esta pregunta: La parábola nos dice que un hombre tenia dos hijos, y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos. No dice que el padre se aparto, sino dice, que el hijo fue el que se aparto, y se aparto del padre para malgastar sus bienes y vivir en una vida como el quería. Tal ves una vida llena de pecados , de desordenes y demás situaciones vergonzosas ante los ojos de Dios.
Esta conducta del hijo, es la conducta que también el apóstol Santiago, recriminaba al pueblo de Israel al decir: Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Es esta conducta la que el Señor en estos últimos tiempos nos invita a modificar, para poder ser agradable nuestra fe ante su presencia santa. Somos un pueblo lavado por la sangre de Jesucristo y todos creemos que somos salvos por la Fe, pero ¿De que aprovechara si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podra la fe salvarle? ¿Que estamos haciendo hermanos para que nuestra fe no sea muerta en si misma por la carencia de obras?
Por ello es importante retomar el consejo que el Espíritu Santo nos ha dicho en esta noche. ¿Hasta cuando, hasta cuándo dejarás estar en medio de ti los pensamientos de iniquidad?. Estos pensamientos estará fuera de nosotros hasta que
1.- Hayamos nacido de nuevo en su totalidad: El, de su buena voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas
2.- Seamos hacedores de la palabra de Dios, y no solamente oidores.
3.- Poner por obra los mandamientos del Señor: Amaras al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma y de toda tu mente, y además de ello Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
4.- Reprender la mundanalidad: ¿De donde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codicias y no tenéis, matáis y ardéis de envidia y no podéis alcanzar; combatis y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
5.- Someteos y sujetadnos a la voluntad de Dios:Someteos pues, a Dios, resistid al diablo y huira de vosotros. acercaos a Dios y el se acercara a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doblado animo, purificad vuestros corazones.
Muchos de nosotros podemos considerar tales consejos como muy difíciles de seguir, o muy difíciles de poner por obra, o tal ves consideremos que estamos exigiendo una perfección en un cuerpo corruptible, sin embargo, el apóstol Pablo nos dice: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. También podremos decir que los hombres escogidos por Dios y que se muestran en las sagradas escrituras son hombres muy santos, a lo cual el Señor nos responde: Elias era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras y oro fervientemente para que no lloviese, y Dios respondió. Entonces, ¿seguiremos la santidad? O seguiremos viviendo en malicia y con pensamientos de iniquidad?
 Esta es la fe que tenemos en Cristo Jesús, que siguiendo su palabra santa, profesaremos la sabiduría de lo alto, y no habrá lugar para pensamientos de malicia y de iniquidad, lo cual tendrá como consecuencia, la salvación de nuestras almas.

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